
Se veia un paisaje desertico. Una mujer a lomos de un caballo lo atravesaba galopando hacia el amanecer.
-¡Tok tok! El ruido del golpeo de la puerta me desperto. Mire por mi ventana y el sol salia por detras de las grandes montañas.
-Señorita Larousse ¿puedo pasar?-Me preguntaba mi criada.
-Si claro, pase-Le respondi.
Me llevo el desayuno y me vistio.En el espejo vi a una chica de ocho años con un vestido propio de una niña adinerada del siglo XIX.
-Vamos, señorita Larousse, su padre la esta esperando.
-¿Esperarme para que?
Pero no contesto. No habia desayunado cuando me encontre con mi padre en los jardines. El era el conde Larousse, dueño de inmumerables tierras en Gran Bretaña. Cuando le vi pude observar que no estaba solo. Un gran potro negro como el carbón estaba a su lado.
-¿Pero esto? ¿es para mi?- le dige gritando sin poder contener la emocion.
-Si Elain, pero tranquilizate porque...
No deje terminar la frase a mi padre cuando me lance y le abraze su enorme vientre.
-¡Gracias, gracias, gracias!
Estaba todos los dias con mi preciado caballo al que acabe llamandole tormenta, porque me reordaba al cielo en las noches de lluvia.
Pasaron los años y cuando ya era una chicas de dieciseis años, mi caballo estaba perfectamente domado y yo ya habia aprendido a domarlo.
No se me daban muy bien los estudios, no era una estudiante de sobresaliente porque siempre estaba deseando acabar las clases para poder montar a mi tormenta.
Cinco años mas tarde yo ya tenia veintitres años cuando un niño pequeño me vio galopar con mi Tormenta. Era el hijo del conde, el pequeño William.
Cuando termine de montar deje que el caballo pastara en los campos al rededor del palacio.
Estaba poniendome el vestido que me regalo mi padre al cumplir los dieciocho, cuando oi del exterior un grito. Era el pequeño William, al que hacercarse al caballo le dio una coz que le dejo tuerto.
-¡Ese caballo debe ser sacrificado!-Dijo el duque señalando al caballo
-¡NO! dije gritando y aferrandome al caballo.
Condenaron injustamente a Tormenta asi que al dia siguiente, antes de del amanecer entré en las cuadras y sali cn el.
No volvi a mi casa y no supe mas de mi padre. Lo unico que se es que me case con un artesano y que tambien vivimos felices. El, yo y Tormenta
jueves, 15 de abril de 2010
Tormenta
Publicado por Rut en 11:46
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